El Puente de Triana como se le conoce popularmente, recibe como nombre oficial, Puente de Isabel II y cumple una función muy importante: unir el barrio de Triana con la referida con el centro histórico de la ciudad, atravesando el ancho del río Guadalquivir.
La construcción de este puente se inició el 12 de diciembre del año 1845 y se culminó el 23 de febrero de 1852, cuando la reina Isabel II estaba al frente de la monarquía. De ahí su nombre.
Está construido con piezas de hierro y piedras.
Es considerado actualmente como el puente más antiguo que tiene España, por lo que es valorado como un patrimonio importante y representante de la arquitectura del siglo XIX.
Se dice que estuvo antes en París porque su edificación se realizó bajo la inspiración del puente Carrusel que ya existía en Francia sobre el río Sena.
Por petición de los duques de Montpensier, los ingenieros franceses Gustav Steinacher y Ferdinad Bernadet presentaron al cabildo esta propuesta que fue aprobada para sustituir el antiguo puente, el cual no contaba con la robustez necesaria para garantizar el tránsito de forma segura.
En el año 1901 se hizo un reforzamiento de todo el puente para que pudiera circular libremente el tranvía eléctrico.
Posteriormente se hizo una reforma bastante considerable al construirle las aceras voladas para el tránsito de los peatones y sustituir el tablero original por uno mucho más moderno.
Pero fue en el año 1974 cuando se inició un trabajo de remodelación del puente, el cual estuvo dos años inoperativo, hasta reinaugurarse en el año 1977.
Este ícono de la arquitectura de otrora en España casi es destruido en aquella época, pero antes fue declarado como Monumento Histórico Nacional en el año 1976, lo que garantizó su conservación hasta el día de hoy.
Así, este hermoso y romántico puente sevillano es una obra indestructible que ha unido y seguirá uniendo por muchos años más el centro de Sevilla con el barrio de Triana.
